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Bisonte Europeo

Bisonte Europeo

El bisonte europeo ( Bison bonasus ) es una especie de mamífero artiodáctilo de la familia Bovidae.

Es el mamífero de mayor tamaño de Europa y uno de los más amenazados, por lo que es objeto de varios programas de reproducción en cautividad llevados a cabo en parques zoológicos.

Descripción

Es de aspecto similar al bisonte americano ( Bison bison ), pero de constitución más ligera.

Su silueta es maciza, con los cuartos delanteros muy desarrollados, la cabeza ancha y grande y la cruz marcada.

El color del pelaje es pardo oscuro, largo, y particularmente desarrollado en la cabeza, hombros y cuello.

Los becerros suelen tener el pelaje más claro que el de los ejemplares adultos.

También están provistos de una pequeña "barba" en la garganta, y la cola está recubierta por pelo largo.

La parte inferior de las patas tienen pelaje corto, al contrario que en el bisonte americano.

Ambos sexos poseen cuernos, los cuales son cortos, gruesos, y orientados hacia arriba, y cuya longitud máxima registrada es de 50,8 centímetros.

El bisonte europeo mide de 250 a 350 cm, más de 50 a 80 de la cola, y tiene una altura a la cruz que va de 150 a 200 cm.

Los machos adultos pesan entre 400 y 920 kg, mientras que las hembras, de menor tamaño, oscilan entre 300 y 400.

Su fórmula dental es la siguiente: (2/3, 0/1, 3/2-3, 3/3)= 30-32 dientes.

Hábitat

En contraposición a los bisontes americanos, los europeos nunca han gustado de la vida en las praderas y espacios abiertos, sino que han establecido su hogar en los bosques, tanto de hoja caduca como mixtos de hoja caduca y coníferas.

Por ellos vagan en grupos de unos 20 individuos, alimentándose de todo tipo de materia vegetal, fundamentalmente follaje bajo, pero también hierbas, cortezas y ramas tiernas.

Los fresnos parecen atraerles en mayor medida que otros árboles, mientras que las agujas de pino y otros árboles de hoja perenne no son de su agrado.

En invierno se reúnen en manadas que pueden llegar al medio centenar mientras retiran la nieve a la búsqueda de raíces y frutos enterrados, si bien los machos viejos siempre evitan este tipo de aglomeraciones y llevan una vida solitaria.

Antiguamente, los bisontes europeos caían ocasionalmente víctimas de lobos, osos, tigres y leones, pero hoy en día estos animales han desaparecido del continente europeo o se han vuelto muy raros, por lo que se puede considerar que los bisontes carecen actualmente de depredadores naturales.

Biología

Es un animal social y gregario, forma manadas que oscilan entre 10 y 30 individuos liderados por un viejo macho.

La época de celo tiene lugar entre agosto y septiembre.

El periodo de gestación es de entre 260 y 270 días, tras los cuales, las hembras paren una sola cría.

Los partos se dan entre mayo y junio, y las hembras suelen aislarse para parir.

Las crías son destetadas a los siete meses, y permanecen junto a la madre hasta los tres años.

La longevidad máxima que se ha registrado es de 22 años, aunque puede llegar a los 40 en cautividad.

Subespecies

Se han descrito las siguientes subespecies :

Extinción en estado salvaje y repoblación

El bisonte europeo, antiguamente, estaba ampliamente extendido llegando hasta Asia Occidental, pero fue desapareciendo de allí como consecuencia de la caza masiva a la que fue sometido y también a la roturación de los bosques.

La distribución original del bisonte europeo comprendía desde la Península Ibérica a Rusia occidental, estando presente también en el Cáucaso y el noroeste de Irán.

Heródoto cita su presencia en Tracia y Acarnania, al norte de Grecia.

Aunque enorme, esta vasta distribución no era continua, pues como ya se ha dicho los bisontes prefieren los espacios boscosos, y en las llanuras eran sustituidos por manadas de uros o toros salvajes.

La caza y la tala cada vez más intensiva de los bosques europeos para aprovechar la madera o destinar la tierra a la agricultura o al pastoreo redujeron el hábitat primigenio de los bisontes.

El bisonte del Cáucaso había sido desplazado, durante los últimos decenios de su existencia, hacia la zona ocupada por los bosques de coníferas, siendo muy posible que sus refugios invernales estuviesen localizados en las zonas repletas de hayedos situadas a menores altitudes, pero al no serles permitida la estancia en estas zonas, su hábitat fue reduciendose cada vez más, hasta llegar a su extinción.

Al bisonte europeo que habitaba en los territorios de Transilvania le sucedió algo parecido a lo que aconteció en el Cáucaso.

En el siglo XII se mató al último bisonte ibérico en Navarra, siendo ya muy raro en Europa Occidental ; para el siglo XIV, sólo quedaban unas pocas cabezas en la región francesa de las Ardenas que no resistieron hasta el final del siglo.

Los bisontes pervivieron en Rumanía hasta 1762 y en la Transilvania bajo dominio austro-húngaro hasta 1790.

Por su parte, desde el siglo XVI las dinastías reinantes en Rusia, Lituania y Polonia consideraron que la muerte de un bisonte era privilegio de la realeza, llegando a castigar el furtivismo incluso con la muerte en algunas ocasiones.

Esto permitió una supervivencia más o menos aceptable de este animal en Europa Oriental hasta la Primera Guerra Mundial, cuando comenzaron a ser masacrados por decenas para alimentar a los refugiados y los soldados en el frente.

En 1919 murió el último bisonte polaco en la región de Białowieża, y en 1927 lo hizo el último ejemplar que vivía en libertad en el Cáucaso.

La especie se habría extinguido totalmente de no haber en ese momento 50 individuos viviendo en zoológicos repartidos por todo el mundo.

En 1923 se instituyó en Polonia la Compañía Internacional de Defensa del Bisonte (CIDB), que defendía la recuperación de esta especie.

En los años 50 consiguió el permiso del gobierno polaco para reintroducir 12 ejemplares (11 polacos, más el último bisonte caucásico, llamado por ello Kaukasus ) en el Bosque de Białowieża, en Masuria, que fue declarado parque nacional, y en 1966 la ONU incluyó el bisonte europeo en su lista de animales protegidos.

Desde entonces, los esfuerzos combinados del CIDB y varios parques zoológicos en distintos países han logrado un éxito aplastante: de aquellos 12 ejemplares descienden hoy en día 613 bisontes que habitan en distintos parques nacionales polacos, y varias nuevas manadas que han sido introducidas en régimen de semilibertad en Bielorrusia, Rusia, Rumania, Ucrania, Lituania y Kirguistán, además de España, donde el 4 de junio de 2010 se reintrodujeron, después de mil años, siete ejemplares en el municipio palentino de San Cebrián de Mudá, los cuales se adaptaron bien y consiguieron reproducirse, llegando a alcanzar los 9 individuos aunque más tarde murió una de las hembras adultas.

En junio de 2012 llegaron 17 nuevos ejemplares desde Holanda y Bélgica, que fueron distribuidos en tres grupos: una segunda población de 6 ejemplares en San Cebrián de Mudá, 4 ejemplares en Siero y 7 en Villayón.

Uno de los ejemplares de Villayón murió tras el traslado por problemas cardíacos .

También existe un proyecto para reintroducir la especie en Francia.

Se estima que el número total de bisontes europeos era en el año 2011 de unos 4000 ejemplares.

A pesar de ello, la especie sigue estando en peligro.

Su baja diversidad genética, fruto de la consanguinidad, hace que estos animales sean especialmente vulnerables a virus como el de la fiebre aftosa.

La reintroducción de manadas de bisontes en estado semisalvaje en varios países de Europa no sólo está relacionada con las necesidades de conservación de esta especie, sino también con el deseo de fomentar el turismo rural, ya que la especie atrae al turismo.

Además, los machos que ya no son dominantes —por lo que viven aislados— normalmente se venden a zoológicos o se pueden cazar, con permiso, por un precio que alcanza los 10 mil euros por cada ejemplar.

Parte de los fondos así recaudados se utilizan para la conservación de esta especie.

Sin enbargo, en 2004 estalló la polémica cuando se hizo público que el rey de España Juan Carlos I había conseguido permiso para cazar un macho en el refugio de Czerwony Dwor, previo pago de 7000 euros.

Los ciudadanos y medios de comunicación polacos mostraron su indignación ante la muerte de un animal que consideran como un símbolo de la nación.

A pesar de que en Polonia la caza del bisonte está teóricamente prohibida, no es raro que la realicen de vez en cuando altos cargos políticos del gobierno y los "invitados" que ellos estimen oportuno.

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