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Sarrio

Sarrio

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El rebeco, gamuza o sarrio ( Rupicapra rupicapra ) es un bóvido de la subfamilia Caprinae presente en algunas cadenas montañosas de Europa, como los Cárpatos, los Alpes, el Cáucaso, Pirineos o Cordillera Cantábrica y ciertas zonas montañosas de los Balcanes, Eslovaquia y Turquía.

Ciertos autores clasifican los ejemplares de los Pirineos y la Cornisa Cantábrica como una especie aparte, el rebeco pirenaico ( Rupicapra pyrenaica ), aunque esto no es algo que haya sido adoptado aún por toda la comunidad científica internacional.

Distribución

Sus poblaciones más importantes se encuentran en los Alpes ( Austria, Francia, Italia, Suiza ) y el Cáucaso ( Azerbaiyán, Georgia, Rusia, Turquía ), pero se le puede encontrar también en pequeñas poblaciones en Albania, Alemania, Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, Croacia, Eslovaquia, Eslovenia, Grecia, Macedonia, Montenegro, Polonia y Rumania, siempre en terrenos montañosos entre los 500 y los 3.100 m de altitud.

Ha sido introducido también en Argentina, Nueva Zelanda y la República Checa.

Subespecies

Descripción

La longitud del cuerpo en los ejemplares adultos oscila entre 110 y 130 centímetros, a los que hay que añadir los 3 ó 4 cm aportados por la corta cola.

La altura en la cruz es de 70-80 cm y el peso varía entre 20 y 30 kg.

Los machos son mayores que las hembras, con los colores más oscuros y marcados y la cornamenta de mayor longitud.

Ésta nace hacia arriba y se curva fuertemente hacia atrás como un par de ganchos, teniendo una longitud mucho menor que la de otros caprinos de su entorno, como el íbice y la cabra montés.

Las pezuñas son finas y altamente versátiles, capaces de hacer subir a su dueño por las rocas y el hielo sin problemas.

Esto se debe al peculiar diseño de las almohadillas que ocupan la parte central de sus pezuñas.

El color del pelaje varía según la época del año.

En verano es pardo-rojizo, con el vientre, garganta, morro y glúteos de color blanquecino, estando poco marcada la transición entre un color y otro.

Se observa una banda de pelaje negro desde la boca a los ojos.

También es negro el dorso de la cola.

En invierno, por el contrario, el pelo es mucho más denso y oscuro.

El dorso, las patas y la parte posterior del cuello se vuelve pardo oscuro o grisáceo.

El negro, además de en la cola y cara (donde aumenta en extensión y sus bordes están más remarcados), se observa también formando una banda muy marcada desde la parte posterior de las orejas a la base del cuello, por la parte de delante.

Estas bandas negras se continúan en la parte alta de las patas anteriores y posteriores y en los costados del cuerpo.

El rostro, parte delantera del cuello, pies, vientre y glúteos son blancos.

Los rebecos son animales sociales que se mueven en pequeños grupos a la búsqueda de pastos de montaña.

Estos grupos están formados sólo por machos (que también pueden ser solitarios) o sólo por hembras y sus crías, los cuales sólo se reúnen durante la época de celo.

Son de costumbres diurnas, aunque al mediodía suele decrecer su actividad, que es mayor durante la mañana y a últimas horas de la tarde.

La vista, olfato y oído son excelentes.

Esto les ayuda a identificar rápidamente a sus depredadores, como osos, lobos, linces y hombres.

Otros peligros que acechan a los rebecos son los aludes, hasta el punto de que no es raro encontrar rebaños enteros muertos por su causa en la época de deshielo.

No obstante, esta especie no sólo no se considera amenazada, sino que su caza está permitida.

La esperanza de vida de estos animales es de unos 20 años.

Reproducción

Los rebecos españoles entran en celo entre octubre y noviembre, mientras que los centroeuropeos lo hacen en noviembre y las primeras semanas de diciembre.

Durante ese tiempo, los grupos de machos siguen a los de hembras y se unen a ellos, formándose entonces fuertes enfrentamientos entre los machos, que luchan cabeza contra cabeza por el derecho a reproducirse.

La gestación dura alrededor de 20 semanas, al término de las cuales nace una sola cría.

Ésta alcanza la madurez sexual entre los 2 y los 4 años, madurando antes las hembras que los machos.

Se han citado casos de híbridos entre rebecos y cabras, siempre estériles, pero la existencia de estos mismos híbridos no ha podido ser probada nunca de forma fehaciente.

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