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Vencejo

Vencejo

El vencejo común ( Apus apus ) es un ave apodiforme de la familia de los apódidos, especialmente adaptada para el vuelo, con alas falciformes, cola corta de horquilla poco profunda, boca muy ancha y grande rematada con un pico pequeño, plumaje negruzco con una pequeña porción blanca o gris bajo el pico, patas muy cortas sin pulgar oponible, y garras diminutas pero de presa extraordinariamente fuerte que le permiten "colgarse" en riscos elevados, paredes verticales y sitios elevados desde los que reemprende el vuelo ya que si cae al suelo experimenta gran dificultad en remontar el vuelo por su especial morfología alar y cortas patas.

Si se encuentra un individuo caído, puede ayudársele a remontar el vuelo cogiéndolo y soltándolo desde un sitio elevado.

La etimología de Apus apus viene del antiguo Griego donde "apus"(άπους) significa "sin pies".

Comportamiento

Desde los mismos orígenes de la zoología se sospechaba lo que a finales de la década de los 60 se constató: que los vencejos pasan la mayor parte de su vida en el aire; comen, duermen y copulan volando.

Únicamente se posan para poner los huevos, incubarlos y criar a sus polluelos.

Permanecen en vuelo ininterrumpido durante nueve meses del año.

Las crías abandonan el nido por la mañana volando súbitamente, sin necesidad de aprendizaje previo, y no retornan a él jamás.

De noche, estas aves se elevan hasta los 2.000 m de altura y allí duermen, volando.

Durante su sueño el aleteo se reduce de los habituales 10 movimientos por segundo a tan sólo 7.

Debido a sus extraños hábitos aéreos aún se desconocen muchísimas cosas de la vida de estas aves.

Los vencejos emiten un grito muy agudo que en algunos países les ha valido el apelativo de "pájaro del diablo".

Es un ave migratoria que a mediados de la primavera boreal (otoño austral) aparece por casi toda Europa, norte de África y Asia Central mientras que en invierno boreal (verano austral) se le encuentra en el sur de África.

En el campo, anida gregariamente en taludes pero está especialmente adaptado a los asentamientos humanos.

Forma sus nidos bajo cornisas y aleros de edificios y casas.

Suele ser fiel a su lugar de anidamiento; vuelve a él y lo reconstruyen cuando hace falta.

Alimentación

El vencejo común se alimenta de minúsculos insectos voladores ( plancton aéreo ) que atrapa con su amplio pico que mantiene constantemente abierto al volar.

También recoge al vuelo los materiales con los que construye el nido.

Reproducción

En cuanto a su reproducción, son de hábito monogámico y presentan un solo periodo de reproducción al año, en las áreas de migración estival.

Durante el periodo de nidificación cada pareja de reproductores presenta una sola puesta de 2 a 3 huevos que oscilan entre los 3,2 y 4,2 gramos.

El tiempo de incubación es de 19 a 21 días.

Las crías abandonan el nido hacia los 35 a 59 días de la eclosión.

Los juveniles abandonan el nido volando y de manera definitiva.

La madurez reproductiva se alcanza a los dos años de edad.

Desarrollo

El desarrollo de los jóvenes nidícolas es diferencial.

Los órganos internos ( hígado, riñones e intestinos ) son los primeros en alcanzar sus peso definitivos.

El sistema esquelético y muscular le siguen en el proceso y el plumaje de vuelo (remeras y rectrices) es lo que más tarda y marca el final del periodo nidícola.

Bajo buenas condiciones alimentarias y de desarrollo, los jóvenes vencejos abandonan el nido con un ligero sobrepeso de 6-7 gramos con respecto a los adultos.

Esta reserva les permite afrontar las primeras dificultades de la vida aérea puesto que el abandono del nido es definitivo.

Es interesante constatar también que el desarrollo de los juveniles en el nido está relacionado en gran medida con la temperatura ambiente.

La entrada de frentes fríos o de mal tiempo en las áreas de nidificación disminuye considerablemente la presencia de insectos voladores.

Esto conlleva a un alejamiento temporal de los vencejos hacia zonas de mayor oferta o específicamente a los bordes de la zona de baja presión.

Este movimiento evasivo se da sobre todo en los individuos de un año, ya que todavía no han nidificado y, por tanto, no están ligados a un emplazamiento fijo; pero incluye también individuos en nidación.

Estos movimientos pueden ser de cientos de kilómetros.

Los juveniles nidícolas en condiciones normales pueden sobrevivir a la ausencia parental durante cuatro días o más, entrando en un letargo que reduce el ritmo cardíaco de 90 a 20 latidos por minuto y la temperatura corporal de 36-39 °C a cerca de 20 °C.

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