Rompepiedras ( Lepidium latifolium L.), es una planta perenne perteneciente a la familia Brassicaceae.
Nativo del sur de Europa, Mediterráneo y regiones de Asia tan lejanas como el Himalaya, es una especie introducida en Norteamérica donde se cultiva en EE.UU.y México.
La planta alcanza 30-100 cm de altura, pero puede llegar a los 2 metros.La planta tiene numerosas ramas leñosas, alternando hojas y grupos de pequeñas flores blancas.Produce pequeños frutos (1.6 mm), cada uno conteniendo dos semillas rojizas.
Se utiliza la parte aérea entera.Su máximo efecto se ha conseguido cuando se utiliza la planta fresca.
De la composición del Rompepiedras se conoce muy poco, se sabe que contiene una esencia sulfurada a la que se le atribuyen propiedades aperitivas, tónico estomacal y diurético.
Contiene también otra sustancia llamada lepidina a la cual se deben sus propiedades citotóxicas (antimitótica, se ha comprobado en animales de experimentación), antifúngica, acción contraceptiva, mejora la acción sobre el metabolismo del páncreas (lo que la hace útil en caso de diabetes mellitus) y acción antileishmania a nivel hepático sobre todo (esta acción es muy importante, ya que se considera como un nuevo tratamiento, siendo la leishmaniosis, una enfermedad endémica en muchas regiones de España).
También contiene gomas y mucílagos.
Sin embargo su propiedad fundamental, constatada en pocos libros, es su capacidad de disolución de cálculos de vías urinarias.Indudablemente su composición todavía no justifica esta interesante particularidad, pero se trata de un hecho comprobado experimentalmente por diversos fitoterapeutas, desde hace siglos.De estas experiencias, se deduce que es sobre todo activa en los cálculos de oxalato cálcico.En ningún caso ha producido efectos indeseables.
En uso externo su acción es rubefaciente (semejante a la de la mostaza) por lo que suele emplearse en caso de dolores artrósicos, ciática, etc.
Se ha utilizado en caso de Leishmaniosis, digestiones lentas y pesadas, pero sobre todo nosotros lo recomendamos en casos de litiasis renal, tanto para disolver los cálculos (sobre todo de oxalato), como para su tratamiento preventivo y evitar la formación de dichos cálculos, ya que además de tener capacidad para disolverlos, es diurético, por lo que forzará la diuresis, dificultando con ello cualquier tipo de depósito o precipitación a nivel renal.