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Adelaida de Italia

Adelaida de Italia

Adelaida de Borgoña ( 928 / 933 – 16 de diciembre de 999 ) fue quizá la mujer europea más interesante del siglo X .Fue emperatriz coronada del Sacro Imperio Romano Germánico y regente del mismo.

Primer matrimonio

Era la hija de Rodolfo II de Borgoña y de Berta de Suabia.

Su primer matrimonio (en 947, antes del 27 de junio), a la edad de 15 años, fue con el hijo del rival de su padre en el trono de Italia, Lotario II, el Rey de Italia nominal.

Esta unión era parte de un acuerdo político diseñado para establecer la paz entre el padre de la novia y Hugo de Provenza, el padre del novio.

Tuvieron una hija, Emma de Italia, que llegó a ser reina de Francia Occidentalis al casarse con el rey de Francia Lotario.

El Santoral con la Vida de los Santos afirma que su primer marido fue envenenado el 22 de noviembre de 950 en Turín por el verdadero titular del poder en la Padania y su sucesor como Rey de Italia, Berengario II de Italia de la Casa de Ivrea, que trató de cementar su poder político obligando a Adelaida a casarse con su hijo, Adalberto.

La joven viuda se negó y huyó, pero fue localizada y encarcelada en Como el 20 de abril de 951, por orden de la esposa de Berengario, Willa de Arlés, siendo maltratada por ella, pues seguía negándose a casarse con su hijo Adalberto.

Adelaida logró fugarse de sus maltratadores el 20 de agosto de 951, primero a Reggio y luego se acogió bajo la protección de Adalberto Atto de Canossa en el Castillo de Canossa, que fue asediado por Berengario sin que consiguiera asaltarlo.

Esposa de Otón el Grande

Adelaida logró enviar un emisario para acogerse a la protección del emperador Otón el Grande, Sacro Imperio Romano Germánico, que mantenía un ejército en Italia.

Adelaida y Otón se reunieron en Pavía, la capital histórica lombarda, donde Otón se hizo coronar rey de los lombardos el 23 de septiembre de 951, reforzando su legitimidad al casarse seguidamente (octubre-noviembre) con la propia Adelaida, viuda del último rey legítimo.

Berengario aceptó en principio la principalía de Otón y rendirle homenaje a cambio de mantenerse como rey en Italia, como así sucedió.

Otón retornó a Alemania junto con su nueva esposa, donde cimentó la existencia del Sacro Imperio al derrotar a los invasores húngaros en la batalla de Lechfeld ( 10 de agosto de 955 ) y al extender los límites de la Francia Orientalis hasta más allá del río Elba, venciendo a los obodritas y otros eslavos del Elba en la batalla de Recknitz ( 16 de octubre de 955 ).

Unos años antes, en 953, la revuelta del hijo del primer matrimonio de Otón (y presunto heredero), Liudolfo, duque de Suabia, contra su padre fue sofocada por éste, que le desposeyó de su título ducal.

Aunque fue perdonado por el emperador, su padre, perdió su estima y este hecho favoreció la posición de Adelaida y de su descendencia en la corte.

Adelaida también consiguió retener toda su dote territorial.

Adelaida acompañó a su esposo en su segunda expedición a Italia, destinada a someter la revuelta de Berengario II y a proteger al Papa Juan XII.

En Roma, Otón el Grande fue coronado emperador el 2 de febrero de 962 por el Papa Juan XII y Adelaida fue coronada emperatriz en la misma ceremonia (excepcionalmente, pues no fue muy común este ceremonial de doble coronación emperador-emperatriz en el Sacro Imperio Romano Germánico ).

También acompañó a su esposo Otón en 966 en su tercera expedición a Italia, donde permaneció con él durante seis años.

Descendencia con Otón el Grande

Otón y Adelaida tuvieron cinco hijos, de los que sólo tres alcanzaron la edad adulta:

Viuda y regente

Bonn

Cuando su marido Otón I el Grande falleció el 7 de mayo de 973 en Memleben (un palacio en las tierras familiares de los Otónidas, a orillas del río Unstrut ), su sucesor en el reino fue su hijo Otón II, y Adelaida ejerció durante algunos años una poderosa influencia en la corte.

Sin embargo, más tarde su nuera, la princesa bizantina Teofania, volvió a su esposo Otón II en contra de su madre, y Adelaida fue expulsada de la corte en 978.

Durante su exilio, repartió su tiempo viviendo parte en Italia y parte en el Arelato con su hermano Conrado de Borgoña, rey de Borgoña, por cuya mediación se reconcilió finalmente con su hijo: a principios de 983 Otón II la nombró su virrey en Italia.

No obstante, cuando Otón II murió el mismo año, y aunque tanto la madre como la abuela del niño-rey Otón III fueron nombrados corregentes, Teofania obligó a Adelaida a abdicar y la exilió.

Cuando Teofania falleció en 991, Adelaida fue restablecida en la regencia de su nieto.

Estuvo asistida por San Willigis, obispo de Maguncia.

En 995, cuando Otón III alcanzó la mayoría de edad y empezó a reinar personalmente, Adelaida fue libre de dedicarse exclusivamente a sus obras de caridad, en particular a la fundación y restauración de casas religiosas: monasterios, iglesias, abadías...

Años finales

Adelaida había mantenido durante mucho tiempo estrechas relaciones con la Abadía de Cluny, entonces el centro del movimiento de la reforma eclesiástica y, en particular, con sus abades San Mayolo y San Odilón.

Adelaida se retiró a un monasterio que había fundado alrededor del año 991 en Selz, localidad al norte de Alsacia.

Aunque ella nunca llegó a profesar como monja, pasó el resto de sus días en oración siguiendo la regla monástica de Selz.

De camino a Borgoña en apoyo de su sobrino el rey Rodolfo III de Borgoña contra una rebelión de nobles, Adelaida murió en la Abadía de Selz el 16 de diciembre de 999, a pocos días del fin del milenio, que como muchos en su tiempo Adelaida creía que señalaba la Segunda Venida de Cristo en la Tierra y el fin de los tiempos.

Fue enterrada en la Abadía, aunque después de unas graves inundaciones, que casi la destruyeron por completo en 1307, las reliquias de la santa, milagrosamente salvadas, fueron trasladadas a la iglesia parroquial de la localidad de Seltz, dedicada a San Esteban, donde en la actualidad descansan.

Adelaida se dedicó constantemente al servicio de la iglesia y de la paz, y al imperio como guardiana de ambas.

También se interesó por la conversión de los eslavos de las marcas orientales del Sacro Imperio.

Ella fue así un agente principal -casi una encarnación- de la labor de la Iglesia Católica durante la Baja Edad Media en la construcción de la cultura-religión de la Europa Occidental.

Su día de fiesta, el 16 de diciembre, aún se conserva en muchas diócesis de Alemania.

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