Santos católicos

Mariana de Jesús

Mariana de Jesús

Santa Mariana de Jesús, en el mundo: María Ana de Paredes Flores y Jaramillo (* Quito, 1618 - †ídem, 1645 ), fue una virgen penitente y santa quiteña, la primera ecuatoriana canonizada por la Iglesia Católica Romana.

Es además heroína nacional desde 1946.

Biografía

María Ana nació el 31 de octubre de 1618 en la ciudad de Quito, hoy capital de la República del Ecuador y por aquel entonces de la Real Audiencia homónima, perteneciente al imperio español.

Su padre fue el capitán Jerónimo de Paredes Flores y Granobles, y su madre la aristócrata Mariana Jaramillo, descendiendo por línea paterna de conquistadores españoles a los que la Corona reconoció con su propio escudo de armas.

Huérfana desde los siete años, fue tutelada por su hermana mayor, de nombre Jéronima y su esposo, el capitán Cosme de Miranda, quienes la criaron como hija suya y comprendieron su inclinación hacia la vida penitente.

A temprana edad dio muestras de una precoz vida religiosa y de caridad hacia los pobres, invitando a sus sobrinas (de su misma edad) a rezar el rosario, hacer el viacrucis, evangelizar paganos y ayudar a los indigentes.

Ayudada por su cuñado, en dos ocasiones intentó ingresar sin éxito a la comunidad religiosa, por lo que decidió servir a Dios de manera laica, viviendo en una habitación que se le construyó en el solar que había heredado su hermana Jerónima y que hoy corresponde al coro del monasterio de El Carmen Alto.

Su primer guía espiritual fue el jesuita Juan Camacho, quien la motivó para hacer el voto de virginidad perpetua.

María Ana tenía dotes innatas para la música, por lo que tocaba hermosamente la guitarra y el piano, además de que poseía una armoniosa voz que compartía a través del canto.

Había aprendido a leer, coser, tejer y bordar, lo que le permitía mantener su tiempo ocupado y lejos del pecado de la ociocidad.

Se propuso cumplir aquel mandato de Jesús : " Quien desea seguirme que se niegue a sí mismo ", y desde niña empezó a mortificarse en la comida, en el beber y dormir.

Con frecuencia se retiraba a practicar penitencia en su habitación, la cual despojó de todo mueble con excepción de un ataúd y una calavera que le recordaban que iba a morir y tendría que rendir cuentas a Dios; en él dormía varias noches cada semana, y el tiempo restante lo tenía lleno de almohadas que semejaban un cadáver.

Entre sus guías espirituales más célebres se encontraba el padre Hernando de la Cruz, quien realizó un hermoso retrato de la joven y le dedicó un poema.

El 6 de noviembre de 1639, y por consejo de sus confesores, se hizo terciaria de San Francisco de Asís (ya que en la Compañía de Jesús no hay tercera orden, como ella tanto hubiera deseado).

Murió el viernes 26 de mayo de 1645, a la temprana edad de 27 años.

Se encontraba acompañada en sus aposentos por tres sacerdotes jesuitas que la habían cuidado durante sus últimos días.

Su entierro fue precedido por un inmenso cortejo fúnebre, y a la misa acudieron los más importantes personajes de la ciudad, así como cientos de pobres a los que alguna vez había ayudado.

Milagros Atribuidos

En Quito ocurrieron un conjunto de movimientos telúricos que destruyeron varias casas y ocasionaron la muerte de algunas personas, por lo que un sacerdote de la iglesia de La Compañía dijo durante un sermón: " Dios mío, te ofrezco mi vida para que se acaben los terremotos ".

A lo que Mariana respondió: " No, Señor, la vida de este sacerdote es necesaria para salvar muchas almas, en cambio yo no soy necesaria.

Te ofrezco mi vida para que cesen estos terremotos ".

La gente se admiró del sacrificio que ofrecía la joven, y aquella misma mañana al salir del templo ella manifestó que comenzó a sentirse muy enferma, hecho que coincidió con el cese de los movimientos telúricos de acuerdo a la crónica de la época.

Es conocida como la Azucena de Quito por un suceso sobrenatural que le es atribuido: durante la convalecencia de la enfermedad que le aquejaba tras el sacrificio ofrecido, parte de los tratamientos médicos consistían en sacarle sangre que la muchacha de servicio echaba en una maceta del huerto, y en la misma nació días después una bellísima azucena.

Es por eso que en la mayor parte de sus representaciones aparece con ésta flor entre sus manos o cerca de ella.

Se dice que la joven recibió el don de conocer el futuro, por lo que predijo entre otras cosas, el día de su propia muerte.

Beatificación y honores

Fue beatificada el 20 de noviembre de 1853, por el Papa Pío IX y canonizada el 4 de junio de 1950 por Pío XII, siendo la primera santa ecuatoriana y considerada como patrona de su país natal.

Su festividad se conmemora el 26 de mayo.

El día 30 de noviembre de 1945, la Asamblea Nacional Constituyente de Ecuador le otorgó el título de Heroína de la Patria basados en el sacrificio ofrecido para el cese de los terremotos que asolaban la Sierra en el siglo XVII.

Se encuentra enterrada en el altar mayor de la iglesia de La Compañía, cobijada por una bandera nacional y en un féretro de latón tallado y dorado con pan de oro.

Una escultura con su imagen, obra del ecuatoriano residente en Carrara, Mario Tapia, se encuentra en la fachada posterior de la Basílica de San Pedro del Vaticano.

La figura se encuentra junto a otras catorce representaciones de santos como Brígida de Suecia, Catalina de Siena y María Josefa del Corazón de Jesús.

La santa quiteña es, junto a la chilena Teresa de Los Andes, la única latinoamericana en decorar la catedral mayor del catolicismo.

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