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Petra de San José

Petra de San José

Petra de San José ( Valle de Abdalajís provincia de Málaga, 7 de diciembre de 1845 - 1890) fue la fundadora de la Congregación Madres Desamparados y San José de la Montaña e impulsora de la construcción del Real Santuario de San José de la Montaña en Barcelona.

Fue beatificada por el Papa Juan Pablo II el 16 de octubre de 1994.

Legado

Beata Petra de San José fundó en vida 8 casas: Málaga, Ronda, Gibraltar, Martos, Andújar, Valencia, Barcelona y Arriate ; todas ellas con hogares para huerfanas o residencias de ancianos.

Su devoción a San José inspiró el nacimiento de la Congregación de Madres Desamparados y San José de la Montaña, la Asociación de San José de la Montaña en Barcelona, inicialmente llamada Pía Unión, y la Familia de San José en Málaga.

Su obra culminante fue la construcción del Real Santuario de San José de la Montaña en Barcelona.

Familia

Se llamaba Ana Josefa Pérez y Florido.

Conocida como Madre Petra de San José y más tarde, tras su beatificación, como Beata Petra de San José.

Nace en el Valle de Abdalajís provincia de Málaga el 7 de diciembre de 1845.

Hija de José Pérez Reyna y María Florido González era la menor de cinco hermanos.

La familia contaba con tierras, casa y un molino por lo que se puede definir como acomodada.

La madre de la beata muere cuando esta tiene 3 años.

A partir de ese momento se encargará de su crianza su abuela paterna: Teresa Reyna.

Adolescencia y Juventud

En su adolescencia festejó con un joven de la comarca, José Mir, según ella misma atestiguó en sus memorias.

Pero cuando las familias empezaron a hablar de boda la Beata Petra de San José rechazó esta idea.

A la joven futura Beata le fue fácil romper el compromiso ya que su “prometido” se posicionó políticamente contrario a la familia protectora de los Pérez Florido, los Condes de los Corbos.

Estos, siempre según la Beata Petra, le ofrecieron la posibilidad de festejar con otro joven pero ella se negó.

Se retiró de la vida social, empezó a practicar la caridad de forma activa: por las noches, junto con su hermano Juan, repartía alimentos entre las familias menos favorecidas del valle y acudía reiteradamente a la iglesia.

Su padre le prohibió que se hiciera religiosa y entabló amistad con Josefita Muñoz, otra joven del valle que deseaba ser religiosa y a la que sus vecinos llamaban “la santa”.

La vida familiar se vio afectada por la inseguridad que existía en todo el país y el padre de la Beata que había sido alcalde de 1869 al 1870 tuvo que huir y dejar la casa durante una temporada, esto hizo que salvara la vida en la “ revuelta de los malagueños ” en 11 de marzo de 1873.

Después de estos hechos, según las memorias de la Beata, su padre flexibilizó su posición respecto la vocación de Ana Josefa y le permitió dedicarse íntegramente a la caridad aunque siguió sin permitirle su ordenación religiosa.

Obra de la Beata Petra como Seglar

Primer asilo

En 1873 alquiló una casa en la calle Alameda.

Allí recogió a los ancianos desamparados del pueblo.

A esta tarea se le agregó una prima: María de 18 años que falleció a los 7 meses de unirse a la Beata.

El padre de María, al morir esta, realizó un donativo que les permitió comprar la primera casa.

Estaba frente a la Iglesia Parroquial y aún continua llamándose la “ Casa de los pobres ”.

Al acondicionar el nuevo hogar la Beata y Josefita se trasladaron a vivir con los ancianos que cuidaban.

Josefita era enfermiza y la Beata Petra también tenía que ocuparse de ella.

El trabajo de Ana Josefa atrajo a otra joven: Francisquita Bravo Muñoz, más tarde sería Madre Magdalena de San José.

Con el tiempo se añadiría a la Obra la hermana de Francisquita: Isabel Bravo Muñoz.

Segundo asilo

Al ser cuatro las jóvenes dedicadas a esta Obra, aunque Josefita seguía muy enferma, según varios biógrafos de la Beata, esta tuvo que tener mucha paciencia con ella y dedicarle buena parte de su caridad, decidieron abrir otro asilo en una población cercana: Álora.

Se instalaron en la calle Santa Ana nº 10.

Alquilaron la parte trasera de la casa que constaba con un pequeño patio, un cuarto en planta baja y una cámara con acceso.

La inauguraron el 19 de marzo de 1877.

El Padre de la futura Beata había fallecido el 11 de enero de 1877 lo que permitió que Ana Josefa junto con Josefita se instalaran en el nuevo asilo.

Aunque Josefita no duró más de 15 días y fue sustituida por Isabel Bravo.

Fueron acogidos, en un principio, 18 ancianos.

El quinto miembro de la Obra fue Rafaela Conejo Giménez que llegaría a ser Superiora General de la Congragación con el nombre de Madre Trinidad de San José.

La Consagración religiosa

En mayo de 1878 la joven Rafaela y Josefita se trasladan a Málaga, a Rafaela su médico le había prescrito que tomara baños de mar.

Una vez allí entraron en contacto con las Hermanitas de los Pobres y otras religiosas por lo que aumentaron sus deseos de consagrarse a Dios.

Pidieron consejo al Padre Mariano, franciscano, director de Ana Josefa y este le expuso que no se unieran a las Hermanitas de los Pobres, sino que consultaran con el Obispo de la Diócesis.

El Obispo se encontraba ausente y fueron atendidas por su secretario que las encomendó a reunirse con el Señor Provisor, Juan Nepomuceno Zegrí que en aquellos momentos fundaba una Congregación.

Ana Josefa tras consultar con su director se entrevistó con el Dr.Zegrí.

Decidió obedecer y hacerse religiosa en la congragación que le habían recomendado.

Josefita no dejó el valle y siguió en la Casa de los Pobres acompañada de Isabel Bravo, esta era muy joven para ingresar como religiosa.

Francisquita Bravo quiso acompañar a la futura Beata pero sus hermanos le prohibieron que ingresara en la congregación y la obligaron a volver al valle en contra de su voluntad, algo habitual en aquella época.

Novicia mercedaria

El 1 de noviembre de 1878 Ana Josefa tomó los Hábitos de las Mercedarias pero no acepto la Profesión por lo que el Provisor le mandó regresar a Álora para seguir atendiendo a los ancianos junto con Rafaela, esta última ingresó en el Convento de San Carlos, el convento de las Mercedarias, ocultándose de su familia que la reclamaba de vuelta.

Ana Josefa recibió los derechos de la Casa de Álora de parte de Josefita que renunció a ellos como co-fundadora y a su vez Ana Josefa cedió estos derechos y los propios al Señor Provisor.

Su experiencia como gestora hizo que el Dr.

Zegrí la mantuviera como superiora de la casa de Álora aún siendo novicia.

El 24 de diciembre de 1878 sus antiguas compañeras Francisquita, Isabel y Rafaela se reunieron con ella en la casa de Álora, tras presionar a sus respectivas familias.

A pesar que Ana les explico a sus amigas que la congregación no le parecía bien organizada estas decidieron tomar hábitos el día de Reyes de 1879.

Hospital de Vélez

Ana con dos de sus compañeras y cuatro religiosas más fue destinada al hospital de Vélez.

Hasta el 31 de enero de 1879 fue regido por una Junta de Beneficencia y en esa fecha el ayuntamiento de la localidad decidió traspasar su gestión al Dr.

Zegrí.

La situación del hospital era terrible: los pobres y enfermos dormían en el suelo en jergones de paja, la limpieza y los cuidados eran escasos.

Las religiosas y novicias cedieron sus camas a los enfermos y se dedicaron a la limpieza y atención de los enfermos.

Ana estaba al frente del hospital y gestionaba los donativos que recibía.

La congregación le impuso una obediencia, respecto a la cuestión económica, que le privaba de libertad de actuación.

Contrariada por este hecho pidió consejo a su director el Padre Mariano.

Este observando la situación aconsejó a Ana que dejara la congragación y se lamentó de habérsela recomendado.

Ana pidió a su director permiso para consultar con otros sacerdotes a lo que el Padre Mariano no se opuso.

Los dos sacerdotes a los que consultó le contestaron de la misma manera.

Se entrevistó con el Dr.

Zegrí en varias ocasiones exponiendo sus dudas y finalmente el 23 de septiembre de 1879 se despojó del hábito.

El Dr.

Zegrí trasladó a sus religiosas mercedarias al hospital de Álora puesto que ahora le pertenecía.

Una religiosa mercedaria se quedó con Ana.

Ana y sus compañeras siguieron trabajando en el hospital vestidas con traje seglar negro y cotilla de enfermeras.

El Obispo Gómez-Salazar recibió noticias del caso y quiso entrevistarse con Ana.

Les aconsejó que no ingresaran en ninguna otra orden y les indicó que siguieran trabajando con los enfermos porque las ponía a prueba durante dos años.

Durante los siguientes dos años Ana y sus compañeras ampliaron el número de atendidos y recogieron a ancianos pobres, a de más, de los enfermos que ya cuidaban.

La mortalidad del hospital bajó.

Estableció un horario de rezos, trabajo y silencio para ella y sus compañeras.

Nace la Congregación Madres Desamparados

Antes que finalizaran los dos años de prueba el Obispo las recibió, a Ana y a una de sus compañeras.

Este las instó a que fundasen su propia congragación.

Les sugirió que lo hicieran bajo la advocación de Nuestra Señora de los Desamparados.

El Sr.

Obispo les dio la Profesión juntamente con el Hábito el 2 de febrero de 1881 tras diez días de Ejercicios Espirituales con el joven sacerdote Francisco Coca.

Desde ese día Francisquita Bravo Muñoz será Madre Magdalena de San José.

Isabel Bravo Muñoz, Madre Natividad de San José.

Rafaela Conejo Jiménez, Madre Trinidad de San José.

La religiosa mercenaria, Madre Visitación de San José.

Ana Josefa Pérez Florido, será Madre Petra de San José.

Madre Petra contaba con 35 años.

Todas serían iguales.

Todas Madres.

Esa sería su misión: ser “madres” para los desamparados.

Al año siguiente de la profesión, desearon prepararse para renovar los votos haciendo ejercicios espirituales.

Madre Petra quería se los diese un Padre de la Compañía de Jesús.

El Padre superior de Málaga les mandó al Padre Pascual Barrado.

Este las ayudó en lo que pidieron y aconsejo a Madre Petra, entre otras cosas, que fundara una Casa-Noviciado ya que el hospital no era sitio para el silencio, el recogimiento y oración y porqué necesitaba novicias.

La Congregación crece.

Los primeros hogares.

El noviciado de Málaga.

La salida de Vélez.

Con el empuje del Padre Barrado y la ayuda del Padre Coca encontraron una casa en Málaga.

El matrimonio Huelin las amparó cediéndoles la casa y costeando los gastos del culto a cambio que tuvieran una escuela para los niños y niñas del barrio.

En aquel momento eran 12 religiosas, Vélez se les quedaba pequeño y la providencia les abrió el camino para la fundación del noviciado.

En Vélez la noticia no fue bien recibida.

El pueblo pensó que las religiosas abandonaban el hospital y el alcalde se vio obligado a intervenir.

Ante el temor que dejaran de gestionar el hospital el ayuntamiento les impuso unas normas de aislamiento que no les permitía tener contacto con sus directores.

Madre Petra consiguió pedir ayuda al Obispo Gómez-Salazar y este le aconsejó imponer ella también unas condiciones y que marchara a Málaga.

El 8 de junio de 1882 las religiosas salen de Vélez de noche y a escondidas.

El ambiente social no era propicio para despedidas públicas.

Los viajeros eran siete incluyendo a Madre Petra y el Padre Coca.

En Vélez quedó Madre Magdalena como superiora.

Los primeros días en Málaga fueron duros.

La casa era muy humilde y estaba muy sucia.

A estas duras condiciones se tuvo que añadir el hecho que Sor Visitación se escapó y volvió a Vélez.

Allí se entrevistó con el alcalde y se ofreció a llevar el hospital.

Madre Petra tuvo que ir tras Sor Visitación para apaciguar los ánimos.

No llegó a la población que se encontró a las dos religiosas que habían quedado en Vélez en el camino.

Las habían expulsado con lo puesto.

Madre Petra y Madre Magdalena fueron al pueblo y se entrevistaron con el alcalde en presencia del párroco.

Los ánimos se apaciguaron pero las religiosas marcharon para siempre de Vélez.

A Sor Visitación le fue quitado el hábito y el escudo de Profesa.

Las hostilidades de Málaga

La salida de Vélez enrareció el ambiente en Málaga.

Eran poblaciones cercanas y los rumores se extendieron.

Los niños y niñas no acudían a la escuela y los donativos eran inexistentes.

Tan duro fue aquel primer tiempo que las religiosas comían de la caridad del Padre Coca.

Finalmente este tuvo que plantear la posibilidad de abandonar a las religiosas para buscar una capellanía.

Madre Petra y sus compañeras dormían en el suelo.

Poco a poco con su trabajo y carácter se ganaron a las gentes del barrio y fueron integrándose paulatinamente.

Ronda

Establecidas y aceptadas en Málaga Madre Petra empieza a plantearse fundar otra casa en Ronda.

Ronda era una población cercana y el Padre Coca era natural de allí.

Surgió la posibilidad de hacerse con la gestión de una fundación que impulsaba un párroco de la ciudad.

El tema estaba bastante avanzado ya que el Obispo fue quien recomendó a la Madre Petra para este trabajo.

La fundación era un hospital, este hecho no agradó a Madre Petra, ella deseaba un asilo para desamparados pero pensó que podía reconvertir la fundación.

El Hospital de Santa Bárbara estaba enclavado cerca de la Catedral de Santa María.

A diferencia de Málaga en Ronda la población se volcó con ellas y recibieron mucha ayuda y cariño.

La posibilidad de hacerse cargo de una fundación para desamparados le llegó de manos de Antonio Ruiz Higuero.

El sr.

Ruiz le expuso a Madre Petra su deseo de fundar un asilo para desamparados y como las Hermanitas de los Pobres ya tenían uno en Ronda para ancianos le propuso a la Madre fundar un asilo para huérfanas.

El benefactor se haría cargo del coste de la casa y de su manutención, tan solo pedía una condición: el asilo tenía que estar en el Convento de la Madre de Dios de religiosas Dominicas.

El sr.

Ruiz era pariente de la abadesa y había llegado a un acuerdo con ella: la congregación le entregaba una parte ruinosa del convento y unos jardines a cambio de arreglar el resto de edificios.

El 19 de marzo de 1884 se inauguró el Asilo de San José para huérfanas en Ronda.

Madre Petra convino la dirección del Hospital de Santa Bárbara con la construcción del asilo para huérfanas.

En este periodo inició las visitas domiciliarias para atender a familias enfermas y necesitadas en su propia casa.

Una vez abierto el asilo añadió a su obra social clases gratuitas para externas.

Gibraltar

El 16 de julio de 1884 tomaron posesión de manera oficial de la gestión del hospital Gabino en Gibraltar con misa oficiada por el Ilm.

sr.

Obispo don Gonzalo Canilla.

La gestión de dicho hospital les vino de mano del Párroco Gabriel Femenías.

La Madre Petra conoció a dicho párroco en un viaje anterior a Gibraltar para hacerse cargo de otro hospital, proyecto que no se realizó.

El inicio en Gibraltar fue especialmente duro para la futura Beata ya que una sobrina suya decidió abandonar la congregación, hecho que podía suponer un escándalo en la época.

Las Madres de Desamparados no fueron aceptadas por los acogidos en el asilo.

Hasta ese momento no había muchas normas, incluso cada uno se cocinaba lo que deseaba.

Las madres establecieron horarios y separaron a los acogidos por sexo y edades.

A cargo de este asilo dejaría a Madre Magdalena.

Andújar

Durante la construcción del Asilo de San José para huérfanas en Ronda Madre Petra recibió carta de Andújar, Jaén para hacerse cargo de un asilo.

La construcción de Ronda y la organización de Gibraltar no le permitieron acudir inmediatamente.

Allí existía un asilo igual de caótico que el de Gibraltar que, a de más, teia ventanas que comunicaban con la prisión.

Madre Petra vio claro que había que cambiar de ubicación.

La futura Beata escogió un antiguo convento: el de San Juan de Dios.

En aquel momento el edificio albergaba una escuela pública y oficinas del ayuntamiento y la junta directiva del asilo no veía posible la nueva ubicación, pero con la insistencia y el trabajo de Madre Petra el Asilo de Andújar se inauguró el 31 de enero de 1885.

Terremoto de Andalucía de 1884

La noche de Navidad de 1884 el suelo tembló en toda Andalucía.

El terremoto tuvo una magnitud de entre 6,2 y 6,5 grados en la escala de Richter, y duró aproximadamente 10 segundos con un hipocentro a entre 40 y 50 kilómetros bajo tierra, causando entre 1050 y 1200 víctimas, y alrededor del doble de heridos.

Madre Petra se encontraba en Andújar preparando la nueva fundación y marcha corriendo a Málaga.

Allí se pone en contacto con el Obispo y se ofrece a acoger a todas las niñas huérfanas de la catástrofe en el antiguo convento de los Capuchinos donde ahora la Congregación tiene el noviciado, el antiguo se les había quedado pequeño y esto propició la donación de dicho convento abandonado a la Congregación por mediación del Dr.

Gómez-Salazar.

El obispo duda en un primer instante ya que el noviciado no estaba adaptado para asilo pero la situación en la zona era catastrófica y finalmente son enviadas al noviciado las niñas huérfanas.

Se establecerá una junta administrativa para la gestión de los fondos económicos que decidirá la construcción de un asilo nuevo ya que todas las instalaciones del antiguo convento quedaron muy afectadas, a excepción de la Iglesia.

El obispado cedió unos terrenos en los "Martiricos" donde según la tradición habían sufrido martirio los hermanos Ciriaco y Paula.

También hay que sumar a esta obra social el donativo hecho en nombre de la ex-reina Isabel II por Doña Trinidad Grund, viuda de Heredia

Primeras constituciones

El obispo de Málaga tubo que obligar a Madre Petra de San José a dejar por escrito las reglas de la nueva congregación.

Estas fueron aprobadas el 20 de marzo de 1888 por Ilmo.

Sr.

Don Manuel Gómez-Salazar y Lucio Villegas, ya Arzobispo de Burgos.

Madre Petra en Barcelona

Madre Petra llega a Barcelona el 25 de noviembre de 1886.

Su primera visita será a la Iglesia de Belén situada en las famosas Ramblas de la ciudad Condal en la que hay una imagen de la Virgen de los Desamparados.

No conocían a nadie en la ciudad y preguntan a la persona encargada de vender las velas y recordatorios en la misma iglesia.

Dolores Badía les acogerá en su casa junto a su hija Mercedes Reisach Badía en la calle Perot Lladre 3, 4º-1.ª.

Las Madres, Madre Petra no viajó sola a Barcelona, encuentran un piso de alquiler a los pocos días: calle Ataulf 12.

El piso era propiedad de la Baronesa de Almirall propietaria del Castillo de El Papiol.

Las Madres buscaron un lugar donde poder ejercer su apostolado y para ello se trasladaron el 17 de enero de 1887 a la casa-torre llamada El Puxet propiedad del matrimonio Beltrand en el barrio de Sant Gervasi.

El mismo día que recibieron el permiso de la Curia para la erección canónica de la de la comunidad en Barcelona.El día de San José de ese mismo año se inaugura la Capilla del Asilo de Sant Gervasi.

Se colocó en ella la imagen de Nuestra Señora de los Desamparados y la imagen de San José que a la Madre Petra le costó 200 pesetas.

Esta es la primera referencia que se tiene de la Imagen de San José que actualmente se encuentra en el Real Santuario de San José de la Montaña y que recibe miles de peregrinos cada año.

Traslado del noviciado de Málaga a Manresa

El 23 de junio de 1887 solicitó el permiso para instalar el noviciado en Barcelona.

La respuesta del prelado llegó el 16 de febrero de 1888.

La Beata Petra hizo llamar a las novicias que se encontraban en Málaga para hacer junto con las de la ciudad Condal los Ejercicios Espirituales y preparar la inauguración, pero unos días antes de la ceremonia llegó notificación del Prelado negando el permiso dado.

Contrariada recibió consejo de un sacerdote que le aconsejo que pidiera el permiso al Obispo de Vich, Dr.

Morgades y trasladara el noviciado a Manresa.

Tramitó el permiso el 25 de abril de 1888 y se lo concedieron el 13 de junio de 1888.

El 5 de junio de 1889 Madre Petra, Madre Luisa Gonzaga y Madre Josefa llegan a Manresa para instalar el noviciado en la calle Àngel Guimerà.

Se inauguró el 31 de julio de ese mismo año.

La primera imposición de hábitos se hizo ese año el 24 de setiembre a las novicias: Sor Asunción, Sor Montserrat, Sor Paula, Sor María Rosa, Sor Agustina.

El inicio de las crónicas de la Congregación y su autobiografía

El 27 de abril de 1890, día del patrocinio de San José, Madre Petra comienza a escribir las Crónicas de la Congregación.

El Asilo de Martos

A finales de 1886 las Madres de Desamparados conocieron a la Marquesa de Blanco-Hermoso que les propuso la gestión de un asilo que deseaba costear en la ciudad de Martos.

El asilo se fundó el 4 de noviembre de 1887, estaba situado en el número 2 de la calle Triana, hoy calle Dolores Escovedo, y recibió el nombre de Asilo San José.

Este asilo acogía a cuarenta ancianos de ambos sexos.

Igancio Verdós Maurí

Abogado ocupaba la plaza de Oficial Jefe de Negociado de Ensanche en el Excmo.

Ayuntamiento de Barcelona.

Conoció a Madre Petra de San José y quedó totalmente cautivado por el carisma y la devoción de la Beata hasta el punto de dejar la abogacía y realizar estudios para el sacerdocio en Toledo.

Acompañó a Beata Petra a su primer viaje a Roma.

Fue capellán de todos sus viajes y consejero en sus asuntos y apoy muy especial cuando llegó el momento de la obra del Santuario, tanto que la Beata se refería a él como su "cirineo"

El primer viaje a Roma

El 23 de marzo de 1891 Madre Petra acompañada de Madre Natividad y del Padre Ignacio Verdós sale de viaje hacia Roma.

Su intención es presentar al Santo Padre las Reglas de la Congregación y obtener su aprobación laudatoria.

Madre Petra llevaba Cartas Comendaticias de los señores Obispos de las diferentes Diócesis donde radicaban las casas de la Congregación.

Los primeros días rezó a San José en la iglesia de San Claudio.

Se entrevistó con los miembros de la Congregación de Obispos entre ellos con el Prefecto Cardenal Verga.

La víspera del Corpus fue recibida en audiencia pública por el papa León XIII.

Al día siguiente oyó misa en el oratorio privado del Papa y recibió la comunión de sus manos.

A la espera del decreto papal Madre Petra visitó al Cardenal Rampolla para comunicarle que quería solicitarle como Protector del Instituto.

El 17 de julio de 1891, algo más de tres meses desde su visita al Papa, de concedió el Decreto Laudis a favor de la congregación.

Últimos días

Madre Petra sabiendo el final de su vida parte hacia Montserrat el 30 de julio 1906 : tenía 60 años y una diabetes muy avanzada.

Viaja acompañada de dos religiosas, el capellan del Real Santuario de San José de la Montaña y el joven Antonio Gili.

Le había prometido a la Virgen de Montserrat una novena por agradecimiento de haberle concedido la posibilidad de pagar todas las deudas de la construcción del Santuario.

Beatificación

El proceso de canonización fue introducido en 1932 en la Curia de Barcelona.

El 14 de junio de 1971 el Papa Pablo VI la nombró venerable por: "su grado heroico en las virtudes teologales y cardinales, así como las relacionadas con aquellas." En 1991 se instruye el proceso canónico aportando el milagro ocurrido el 31 de julio de 1951 en Fuensanta de Martos, Jaén: "Pastora López Moya dio a luz en su propia casa, asistida por una matrona.

El niño nació bien pero la placenta no fue expulsada y Pastora sufrió una grave hemorragia.

Fue asistida por dos ginecólogos y se le realizaron varias transfusiones pero la paciente entró en shock.

Según el relato de familiares, estos se encomendaron a Dios a través de la Madre Petra y pusieron una pequeña estampa junto a la enferma.

Se realizó una transfusión por insistencia familiar y la enferma comenzó a recuperarse.

El reconocimiento de este milagro llevó al Papa Juan Pablo II a nombrar Beata a la Madre Petra el 16 de octubre de 1994 refiriéndose a ella como una:"gran mujer de corazón de fuego".

Actualmente el proceso de canonización sigue su curso para nombrar Santa a la Beata Petra de San José.

Citas de otros personajes respecto a la Beata Petra

Mujer de corazón de fuego.

Como la fuente pública donde se va a buscar agua sin tasa y sin medida, como si no se hubiese de agotar nunca… ella se daba, se daba sin economizarse…Era toda para todos, a imitación de su divino Maestro por quien le eran dulces las penas y amargas las alegrías.

Alma gigante que se ahogaba en los estrechos horizontes mundanos.

En Madre Petra, la naturaleza hacía simpática y amable la virtud que en grado eminente atesoraba su alma.

Y, en retorno, la virtud engalanaba y completaba la hermosura de su naturaleza, convirtiéndose así, en centro de una acción irresistible.

Las gentes al tratarla recibían desde luego una presión de complacencia.

A poco creían haber visto a una santa.

Dios así la predestinó y favoreció y ella dichosa supo corresponder a tan singular elección.

Viendo a dios las cosas y todas las cosas en Dios, andando con Dios desde el albor hasta el ocaso de su santa vida.

La virtud de la caridad la ejerció en grado heroico, dándose toda a Dios y toda a los pobres en Dios y por Dios, entregándose a una vida de trabajo y sacrificio por ellos.

Reliquias

El 23 de julio de 1936 el Real Santuario de San José de la Montaña fue saqueado e incendiado y los restos de la Madre Petra de San José desaparecieron.

Tras la Guerra civil el Santuario volvió a ser ocupado por las Madres de la Congragación de Desamparados y San José de la Montaña.

Estas encontraron el ataúd calcinado y dieron por perdidos los restos de la Madre Petra.

En 1952 un moribundo confesó en su lecho de muerte a una religiosa Sierva de Jesús que él había participado en el incendio del Santuario en Barcelona y que habían robado los restos de la Madre.

El enfermo explicó que destruyeron el ataúd debido a la fama que por aquel entonces tenía la Madre Petra en Barcelona y el gran número de peregrinos que acudían al Santuario a hacer sus peticiones a San José.

Este hombre confesó que no pudieron destruir los restos y al final fueron enterrados en un campo cercano a Puzol, Valencia.

En 1981 con motivo del centenario de la fundación de la Congragación, esta decidió investigar este hecho y lo puso en manos de la fiscalía.

El caso concluyó con la exhumación del cuerpo encontrado en el lugar descrito por el moribundo.

Estuvieron presentes en la exhumación el Arzobispo de Valencia, la Madre General y Consejo, dos médicos y un notario civil.

Finalmente el 11 de mayo de 1984 el Prefecto de la Congregación, el Cardenal Palazzini firmó el documento en el que se declara que los restos hallados en el campo cercano a Puzol son realmente los restos de la Venerable Madre Petra de San José Pérez Florido.

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